Desde hace muchos años se ha hablado del teletrabajo como la nueva forma de trabajo que podrá responder con eficacia a las nuevas demandas laborales y estrategias empresariales. En este sentido el teletrabajo emerge como una opción en la generación de empleo. Muchas personas ya viven en modalidad teletrabajo hace años y por ende hablamos de un modelo conocido.
Las ventajas son conocidas, entre otras:
- disminucións de costes en las empresas, tanto por gastos y costes fijos como simples economías administrativas;
- empleados empoderados de su trabajo y su vida, que ahora son dueños de su horario, sus empleadores y sus condiciones de trabajo;
- nuevas y más ventajosas formas de negociación entre personas y empresas al existir ahora mayores mercados de competencias y talentos donde hay gran variedad posibilidades de profesionales para las empresas y nuevas opciones para los trabajadores;
- inclusión o llegada con opciones profesionales a sectores no considerados (minusválidos, mujeres trabajadoras, comunidades lejanas, etc.); y,
- mayores jornadas de trabajo para la empresa a nivel global sin alterar condiciones laborales, dañar el medio ambiente, o simplemente para superar adversidades.
Los nuevos problemas son, entre otros:
- cuidados mayores en el cumplimiento por objetivos;
- mayor responsabilidad social ante este nuevo tipo de trabajadores;
- nuevos modelos de motivación, carrera profesional, etc.; o,
- reformas laborales y tributarias adecuadas para los teletrabajadores/as.
Pero, ¿cómo conseguir que un trabajador se convierta en un teletrabajador?. Es claro que no se le puede formar, pero si hay prácticas a considerar (responsabilidad horaria, compromiso, autoorganización, negociación online, redacción clara, etc.)
Se ha visto que estas prácticas se aprenden mejor a través de una formación a distancia. Por formación a distancia se incluyen muchas formas tales como (semipresencial, blended, e-learning, online, a distancia -propiamente tal-, etc.)
La experiencia muestra que cuando una persona hace o sigue un programa de formación en esta modalidad, adquiere prácticas que a futuro facilitan el teletrabajo. Si es importante destacar que la formación recibida se estructura alrededor de prácticas formativas que permitan adquirir prácticas de teletrabajo, las personas consiguen un doble valor añadido.
En este sentido, una formación bajo una modalidad a distancia y que considera que una persona debe adquirir un conocimiento nuevo y un conjunto de prácticas para nuevas formas de trabajo, resulta ser el argumento para que esta modalidad sea la base para introducir nuevas competencias adecuadas al teletrabajo.
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