¿A quien le preocupa que las ciudades queden en manos de tecnócratas y técnicos y no en manos de ciudadanos?
Soy técnico y sí me preocupa este asunto pues gracias a mi formación en sociología en particular y en ciencias sociales en general, una Smart City no se puede concebir como una ciudad donde todas las personas estén obligadas a vivir tecnificadas y llenas de Apps.
El problema no son las tecnologías. El alejado criterio social de quienes las promueven, sean políticos o técnicos, pareciera ser el problema.
¿Qué son las Smart Cities? (IBM - 2014)
La moda Smart City es el problema, la Smart City ciudadana es la solución.
Muchos dirigentes políticos de ciudades están "embobados" o "en la moda" de que sus ciudades sean una Smart City. Compran tecnología, contratan consultores, y se copian planes de otras ciudades que han sido exitosas en este camino. Nadie ésta pensando que una Smart City se consigue en promedio en 10 años y con agendas políticas concertadas entre partidos.Se piensa que con un contrato de Wifi urbano, unos contratos o hackatones para elaborar Apps, o poner en marcha los llamados Labs (de todos los tipos que hay), una ciudad será Smart City.
Pero, ¿cuántas Smart City existentes son realmente exitosas? y más aún ¿conocemos sus presupuestos de financiamiento para que lo Smart sea sostenible? Son pocas, y están caracterizadas por una población de clase media económicamente activa, con acceso a teléfonos inteligentes y a su renovación constante, planes de telefonía y de internet accesibles a quienes pueden pagar, entre otros muchos factores. Del último estudio (2015) de IESE sobre ciudades digitales se analizan 72 factores, y no todos son tecnológicos.
Yo añado a la lista de factores, que las Smart City exitosas cuentan con ciudadanos que quieren a sus ciudades, incluso antes de que fueran Smart City.
Y, sólo "tirando números", se constata que hay muchas ciudades que no son Smart City y viven de lo más tranquilas, pero dentro de países con economías activas.
Las Smart City tenían -antes de ser consideradas "Smart"- una ciudadanía empatizada con la ciudad. Y eso ayuda mucho. Lamentablemente eso no está en muchas agendas políticas y tecnológicas.
Las Smart City están en manos de equipos multidisciplinarios. Diseñadores, planificadores urbanos, arquitectos, medioambientalistas, médicos, antropólogos, educadores, sicólogos, ingenieros (de todas las profesiones), entre otros, ah, y ciudadanos. Lamentablemente, muchos planes están en manos de especialistas en computación o de sistemas, y con suerte en profesionales informáticos.
Las Smart City requieren grandes inversiones y hay que explicarle ésto a las personas. Lamentablemente muchos planes están definidos con fines cortoplacista, sin estrategias prospectivas y sin prospección estratégica, con agendas copiadas de otras realidades y, con suerte, con agendas políticas lejanas del día-a-dia.
No más sensores y Apps, más enfoque ciudadano-céntrico.
Siguiendo con lo dicho anteriormente, el tema Smart City hoy en día es hot-topic en muchas partes. Existen multitud de ferias y eventos del tema. Y al asistir a ellos, me preocupa que el tema en sí mismo esté "pegado" a la tecnificación urbana, llena de sensores y Apps.Se dice que con más sensores habrán más datos y nos ayudarán a vivir mejor. Pero si ya vivimos en las ciudades hace tiempo, e incluso hay ciudades vivibles antes de la moda Smart City, porqué se precisa más tecnificación y Apps (hoy son Apps, antes las web ciudadanas, mañana serán otros dispositivos). Quizás, y eso sea lo más importante, es que debe mejorar la gestión pública de la ciudad desde una perspectiva ciudadano-céntrico.
Hace años, no recuerdo donde, se escribió que en Barcelona no había trabajo, pero era una ciudad vivible. ¿Qué la hacía vivible? Pues no era la tecnología, es y era un ambiente donde se invita a vivir en comunidad, culturalmente activa, creativa desde su génesis en los colegios, y así con muchos detalles que no son técnicos. La tecnificación llegó para que la ciudad se articule mediante tecnologías como "suma de servicios para un mejor vivir".
Así puedo decir que las Smart City deben ser sitios donde debe gustar vivir a cualquier vecino, esté o no con acceso a las TIC o a internet.
Smart City: un sitio donde vivir feliz, una ciudad divertida.
Pongo el ejemplo de Bristol (que leí alguna vez), donde se pusieron sensores en las farolas o postes que registran sombras de los peatones que se proyectaban creando un espacio de arte público. Así la ciudad se volvió "juguetona". Esto ayuda a tener ciudades cercanas al ciudadano, y ciudadanos que participan de espacios lúdicos. Y esto ayuda a clarificar que la participación ciudadana no se remite a abrir foros para que los ciudadanos opinen de la política pública y sus normas.Y si queremos ir un poco más allá, los sensores pueden ayudar a diseñar sectores urbanos programables. Así como se han creado las islas urbanas de innovación, porqué no intentamos que los vecinos regulen con sus dispositivos esas mismas farolas para mejorar la eficiencia operativa de la energía. Esas son las llamadas A2P, Áreas Abiertas Programables, zonas donde ciudadanos y sensores ayudan a ahorrar. Esto ayuda a tener ciudadanos comprometidos y efectivamente participativos.
En Dubai se trabaja en tener indicadores de felicidad. Pero no nos compliquemos, se trata literalmente de que los ciudadanos no informen o reporten quejas por daños, hoyos, o semáforos dañados. Se trata de que manden una 'carita feliz' si un baño lo ven limpio, o una 'carita enojada' si una calle está oscura. Ya no se trata de que toda la infraestructura funcione en una ciudad, sino que la ciudad cumpla su misión de ser vivible, viable y sostenible por las ganas de estar en ella. Pero voy más allá, no se trata de marcar una 'carita' luego de ser atendido (como ocurre en muchas ventanillas u oficinas de atención pública o privadas), sino de reportar con una App directamente la 'carita' a un Call Center que inmediatamente procesa el pedido y el ciudadano le hace seguimiento a su 'carita'.
Una Smart City no es una inversión inicial, es una inversión constante en muchos aspectos financieros y contables. Si como se dice una Smart City ayuda a ahorrar dinero, también podemos convertir ese ahorro, y si no hay ahorro da igual, se consiga inversión en diversión y felicidad, en participación desde lo que quiere el ciudadano.
El ROI de una Smart City es nebuloso, no es único, ni es inmediato, pero podemos hablar de otros indicadores que se pueden conseguir. Y por lo mismo, hay que hablar de otros beneficios.
¿Podremos realmente conseguir este cambio en el diseño de estrategias para conseguir una Smart City sostenible en sí misma? ¿Se podrá aclarar que Smart City no es una ciudad digital o informatizada?
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